Son tantas las impresiones que se pueden tomar de los 200 kilómetros de costa vasca, y recrearlas para compartirlas, que paralizan al excursionista. Ambientes marineros, cabos, spots surfistas, atención y cercanía al viajero, museos siempre con textos al menos en euskera y castellano, sin olvidar una gastronomía exquisita por su excelencia. Dicho litoral, ocupado en un 90% por acantilados, es un ave con dos alas. Mientras la costa de Guipúzcoa muestra mayor desarrollo turístico por la autopista, la vizcaína ofrece la naturaleza de Urdaibai y rincones todavía por descubrir.
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