La villa episcopal más importante de la provincia abulense durante la alta Edad Media, por la que pasearon los séquitos de reyes y obispos, se desvanece entre la desmemoria de sus piedras centenarias. Con un censo de unos 190 habitantes, de los que más de un tercio disfruta ya de su jubilación, el pueblo de Bonilla de la Sierra se ha quedado como uno de los de menor tamaño y población de las tierras de Ávila de los Caballeros.El paso del tiempo ha roído la grandeza de la que disfrutó esta pequeña urbe medieval, mientras los abuelos, sentados en la solana de la iglesia, observan atentos las idas y venidas de los turistas y curiosos que patean el empedrado de sus calles.
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