Esta es la parte nueva del Duomo, es sólo del siglo XIV". El guía no está siendo pedante, es simplemente uno de tantos que le prestan su alma a la piedra y cuya suma de entusiasmos mantiene viva una ciudad medieval de pasado etrusco. Estamos en Siena y esto no es un museo, está vivita y coleando; por eso atrapa al viajero, que la añora aun antes de decirle adiós. La Toscana ha vivido siempre a la sombra de su capital, Florencia, y tan poderosa reina ha ensombrecido la belleza de cuanto hay a su alrededor, a excepción de dos plazas: la de los Milagros, en Pisa, y la del Campo, en Siena.
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