En Europa existen más de 30.000 kilómetros de canales navegables, una red de arterias fluviales que alimentaron el tejido de la revolución industrial transportando carbón, cereales y manufacturas desde sus lugares de origen hasta los puertos y ciudades de destino. Con la aparición del ferrocarril, la mayoría de estos canales cayeron en desuso y terminaron reconvertidos en lugares para el ocio y el turismo.Por ellos circulan barcazas a motor de pequeño calado convertidas en apartamentos flotantes, con comodidades similares a las autocaravanas y muy fáciles de maniobrar, que se alquilan por días o semanas.
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