No se ganó Zamora en una hora. El refrán, uno de los más populares del castellano, alude al histórico asedio de 1072, pero también al alma de la ciudad (si es que las ciudades tienen alma). Desde la era del romancero, a Zamora la asedia la literatura: Unamuno, Blas de Otero, León Felipe, Claudio Rodríguez. Pero no se le fue la musa al cielo. Echó pronto a caminar hacia la modernidad (muchos se extrañan al saber que forma parte de la Red de Ciudades Modernistas de Europa).
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