Ganarle el pulso al desierto africano es casi imposible. Pero sí se puede aprovechar su avance inclemente y tórrido para producir kilos y kilos de sal. Es lo que hacen los habitantes del pueblo de Teguidda-n-Tessoumt, en la región central de Níger.Desde hace siglos mezclan en unas piscinas agua salada con diferentes tipos de suelos y productos orgánicos, también ricos en sal. La paleta de artista que se ve en la imagen se debe a que barro, fango y algas tienen propiedades químicas y colores distintos que, junto a la mayor o menor cantidad de sal en el agua, producen todo tipo de matices.
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