Carcassonne (Carcasona en español, pero digamos Carcassonne, [cagcasón]; no es tan complicado, aunque en occitano es Carcassona; en fin, digan lo que quieran) es un juguete a escala real, un exin castillo que nos convierte en muñecos articulados que contemplamos asombrados las murallas, torres y almenas de seguramente el ejemplo más completo de fortificación medieval que se pueda encontrar. Ya habíamos estado allí cuando vimos las películas Robin Hood, príncipe de los ladrones, de K. Reynolds, con Kevin Costner desafiando el vértigo sobre las murallas, o Los visitantes, de Poiré, con un divertido Jean Reno manejando su espadón contra un coche 2CV amarillo con el que soñábamos de niños.
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