Vivirás en la ciudad de Sevilla, la más luminosa y plácida del mundo, le dijeron, en un palacio construido por los moros, con jardines por los que pasean criaturas prodigiosas como asnos listados y caballos con cuellos como torreones, con árboles de los que brotan joyas y pájaros que estallan en llamas al ser tocados, con galerías y patios de arrayanes, fastuosos zócalos de mármol flanqueados de naranjos y otros cítricos de agrios frutos, donde los días giran sobre sí mismos hasta el atardecer y sólo se oye el susurro de las fuentes...
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