Un vuelo de poco más de 45 minutos permite dar el salto desde la gigantesca Bombay hasta Aurangabad. Con apenas millón y medio de habitantes, esta ciudad actúa sobre el viajero como una especie de cámara de descompresión previa a la contemplación de una de las maravillas del arte primitivo indio, las cuevas budistas e hinduistas de Ajanta y Ellora.Aurangabad es un gran bazar abigarrado de gente. Avanzar por sus calles exige habilidad en el cuerpo a cuerpo y pericia en el requiebro de bicicletas y motocarros.
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