Más que de un hotel, deberíamos hablar de un restaurante, pues se conoce que la villa toledana de Orgaz (sí, la del sepelio del conde pintado por El Greco) no da para más que cuatro habitaciones. ¿Una cifra escasa? Qué va. Por su historia, su carácter manchego y su proximidad a Madrid (a 103 kilómetros), el lugar pide una escapada de fin de semana con sosiego deleitante, una inmersión razonable en la ruta cervantina, algunas ensoñaciones molineras, mucha vida de pueblo, pueblo..
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