Hay en Berlín una dependencia cerrada y oscura en el Museo Judío. Se llama la Torre del Silencio. Cuando se entra en ella se ve sólo un rayo de luz buscando un hueco entre las rendijas; se escucha sólo el rumor del tráfico fuera, las voces lejanas de la calle. Se siente el aislamiento. El mismo que debieron de vivir las personas encerradas en los vagones de los trenes camino de la deportación en los años cuarenta.
Categories:
Tags:
0 comments
Do you want to comment? Sign up or Sign in