Nadie puede evitar que haya locos que anden sueltos por el mundo. Dos de ellos fueron a dar con sus huesos en una venta, donde un titiritero llamado maese Pedro hacía a un mono predecir el futuro. "¡Voto a Rus!", exclamó admirado uno de los dos chiflados, el que atendía al apodo de Sancho Panza. El santuario de Rus, con una Virgen muy querida, quedaba al lado de la venta, a las afueras de la manchega población de San Clemente. Una villa en la que acaba la primera etapa y comienza la segunda de la ruta oficial de Don Quijote.
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