Cuenta Desiderio Papp, biógrafo de Einstein, en Historia de un espíritu, que en los últimos años de su vida, apartado en Princeton (EE UU), solo, en la cumbre del éxito, con sus cabellos blancos desordenados y su tradicional suéter claro, le llegó al sabio una carta de una estudiante australiana. "Le escribo para saber si existe usted realmente", le decía. Y sí, Einstein existía entonces y sigue vivo ahora, aunque su corazón se parase el 18 de abril de 1955.
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