Son tres: Khiva, la que embruja; Bujara, la que fascina, y Samarcanda, la que asombra. Tres joyas que jalonaban antaño el recorrido de esta mítica Ruta de la Seda que, en la antigüedad, atravesaba Asia desde Xian, en China, hasta Estambul y Roma. Tres joyas que han quedado como unas de las herencias más suntuosas de la historia de la arquitectura islámica. Estamos en el corazón de Asia Central, en la república ex soviética de Uzbekistán, independiente desde 1991.
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