Desenterrar a doña Inés / vestir de soberana sus despojos, / cubrir con el manto púrpura los gusanos, / posar sobre el cráneo de la dama la corona / y calzarle en los húmeros enguantados las rutilantes gemas del poder". Con estos versos resume la poetisa argentina Luisa Futoransky el trágico desenlace del idilio de don Pedro y doña Inés de Castro, coronado en muerte, que tanto ha nutrido el imaginario colectivo rosa desde mediados del siglo XIV. Uno de los sucesos más románticos y escabrosos de la Edad Media, agua de la que bebieron también las plumas de Camões, Antonio Ferreira, Lope de Vega, Voltaire, Víctor Hugo y Stendhal.
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