El mapa de una ciudad de noche no coincide con el diurno. En el umbral de la vigilia, las ciudades menguan, su atmósfera se desata y ni siquiera sus visitantes somos los mismos que cuando nos llega el alba. Caído el telón, la ciudad es más teatro. El hombre, más fantasma.
Categorías:
Etiquetas:
0 comentarios
¿Quieres comentar? Regístrate o inicia sesión