Las crónicas dicen que Enrique IV fue de amores variados. Aunque no llegó a consumar su boda con Blanca de Navarra, su primera esposa, Gregorio Marañón afirmó que tuvo tratos íntimos con Juan Pacheco, su ayo y valido, y también con su segunda mujer, la reina doña Juana, madre de La Beltraneja. Los cronistas también anotaron como supuestos amantes a Guiomar de Castro, Alonso de Herrera y el famoso Beltrán de la Cueva, entre otros.Todo indica que el rey fue más constante en el amor que sintió por una ciudad, Segovia, y por unas costumbres, las moriscas.
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