Fue capital de Lusitania en tiempo de los romanos y es ahora capital de Extremadura. Entre medias, altos y bajos, como todo en la vida; la colonia fundada por orden de Augusto para acoger a veteranos de guerra (emeriti), siguió brillando en época visigoda, fue guarnición de los emires de Córdoba, luego feudo santiaguista, y era sombra de lo que fue cuando el Gobierno extremeño la eligió como sede en 1983, diez años antes de ser declarada patrimonio de la humanidad. Desde entonces no ha cesado su metamorfosis. Los sillares antiguos recobran sentido junto a construcciones contemporáneas, y en la margen izquierda del Guadiana va creciendo otra nueva ciudad, ajardinada, de pulcritud europea: se habla de "las dos ciudades" o las "dos Méridas".
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