El lugar parece que invita a jugar un partido de golf, pero no. Es ese verde charol que deslumbra en la distancia e informa de que aquí llueve mucho. La hipotética casa club descolla entre los encinares, robledales y castañares que conforman la reserva de la biosfera de Urdaibai y sus dolinas o socavones kársticos, de creciente atractivo turístico en el País Vasco. Descolla gracias a su silueta de torre neogótica, heredera seguramente de una anterior erigida en el siglo XV, aunque esta fue construida en 1856 por Napoleón III y Eugenia de Montijo en honor al nombramiento de su hijo Eugenio Bonaparte (Napoleón IV) como vizcaíno de origen, pues la emperatriz era también solariega de Arteaga. Con tan nobles antecedentes no sorprende que la propiedad de la torre la haya decorado para su explotación hotelera en un aparatoso estilo versallesco.
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