Bautizaron la zona "Corea" por la constante presencia de soldados estadounidenses de la vecina base de Torrejón de Ardoz. Los marines, recién llegados de la guerra del país asiático, regaron la ribera derecha del madrileño eje de la Castellana con dólares, whisky y Marlboro. Aquellas farras -un mundo de golfos y prostitutas que Franco intentó limitar en balde en los cincuenta- marcaron la zona estructurada en torno a la calle del Doctor Fleming. Y una tórrida tarde de 1968, el cronista Raúl del Pozo, inspirado por la relajación de costumbres y horarios de unas calles donde al caer la noche todos los vecinos estaban de marcha, no dudó en afirmar que él veraneaba en "la costa Fleming".
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