El valle de Léniz, en el sur de Guipúzcoa, guarda un tesoro. Se trata de un manantial salado que durante siglos hizo de este lugar uno de los más codiciados de la zona debido a las cuantiosas ganancias que producía el comercio de sal. Para explotar estas fuentes nació, encaramada en una ladera y envuelta en densos bosques, la villa medieval de Salinas de Léniz, hoy Leintz Gatzaga. El primer documento conocido sobre el lugar data del siglo X, y sorprende el ingenioso método que desarrollaron en la localidad para obtener la sal.
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