En 1645, el general sueco que sitió la ciudad de Brno aseguró con temeraria y soberbia seguridad que si no conseguía tomar la ciudad antes del mediodía, retiraría sus tropas. A las once, cuando los suecos estaban a punto de escalar los muros, el campanero tocó las doce. Y el general, desapercibido de la añagaza, pero fiel a su palabra, retiró su ejército. Desde entonces, las campanas de la ciudad de Brno dan las doce una hora antes del mediodía.
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