No sin razón, en los últimos tiempos el restaurante Ikea, situado en el centro de Vitoria, ha sido uno de los más fotografiados por las revistas de interiorismo y diseño. Tras una larga reforma, el establecimiento que con más de un cuarto de siglo a sus espaldas capitanea José Ramón Berriozabal, mantiene la imagen jovial y acogedora que hace dos años largos le aportaron Javier Mariscal y Fernando Salas. Dentro de su comedor, salpicado de piedras de granito y caliza no pulidas, soporte de un bosque imaginario flanqueado por troncos de roble rústicamente cortados, se distribuyen sus mesas, presididas por los famosos cangrejos de Mariscal, divertidas lámparas-icono. Ambiente de sofisticada rudeza, de evocaciones vascas y niponas, que anticipa los contrastes culinarios de la carta.
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